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LITERATURA GRIEGA
Cuando hablamos de literatura griega, en realidad estamos refiriéndonos a una variedad muy amplia de manifestaciones desarrolladas en varios dialectos regionales emparentados entre sí, y que comparten un mismo trasfondo cultural y un desarrollo histórico común. Entre todas las expresiones literarias de Occidente, la griega se destaca por la originalidad de sus manifestaciones, la permanencia de su modelo y su comprensión profunda del espíritu humano. Desde sus orígenes, los griegos desarrollaron una literatura centrada en el hombre y estrechamente vinculada a las leyendas y la mitología. De esta coexistencia entre lo enteramente humano y lo sobrenatural surgió un abanico muy variado de temas y motivos que los artistas supieron desarrollar con gran maestría. Esta literatura se desarrolló con escasa influencia exterior hasta la época helenística. Su singularidad se reconoce en la creación de los géneros básicos que han perdurado hasta nuestros días: la poesía épica y lírica, el drama y variadas formas de la prosa (filosofía, historiografía, oratoria). El proceso de desarrollo y difusión de la literatura griega se mantuvo con continuidad a lo largo de los siglos. De la misma manera que sucede con la literatura de otros pueblos, la griega comenzó siendo oral y luego pasó a ser escrita; los textos transmitidos oralmente se volcaron en papiros, luego en pergamino y más tarde fueron traducidos e imitados en otras lenguas.
LA LENGUA
LA LENGUA PALABRA, LETRA Y PENSAMIENTO El griego pertenece a la familia indoeuropea, que comprende lenguas que van desde el celta de Europa occidental, hasta sánscrito en la India. En sus primeras etapas, el griego debió de presentar diversidad de formas, producto del intercambio entre los pueblos que se iban desplazando por la región. A medida que cada zona conformó su propio perfil cultural, también la lengua adquirió matices regionales y se consolidaron seis grupos dialectales principales: dialectos del noroeste, arcadio-chipriota, jónico, ático, eólico y dórico. Al interior de ellos había, a su vez, variantes locales.
Un rasgo peculiar de la literatura griega es el uso de lenguas literarias que son empleadas de forma estandarizada según el género, incluso fuera de la región dialectal original: el drama, la filosofía, la historia y la oratoria tuvieron preferencia por el ático; la epopeya se desenvolvió en una lengua que nunca se habló pero cuya base es jónica; el dórico y el eólico dominaron en la lírica. Con el paso de los siglos se fue conformando una variedad lingüística (Koiné), derivada del ático y con elementos jónicos, que finalmente se consolidó como lengua de comunicación universal en toda la cuenca del Mediterráneo y jugó un papel muy importante en la propagación del cristianismo Respecto de la escritura, sus orígenes se remontan a la Edad del Bronce en el Egeo. Allí se desarrollaron tres sistemas: el jeroglífico minoico, el lineal A y el lineal B. El jeroglífico minoico (entre el 2000 y 1600 a.C.) era de carácter ideográfico y fonético, es decir que combinaba elementos conceptuales y sonidos. Probablemente estuvo vinculado a la escritura egipcia. Los textos más antiguos de la llamada escritura lineal A (que aún no ha sido descifrada completamente) se encuentran en tablillas procedentes de Cnossos y datadas aproximadamente por el 1500 a.C. Alrededor del 1400 a.C. surgió el código lineal B-, que se extendió también por Grecia continental (Micenas, Tirinto, Tebas). Ambos sistemas utilizaban signos bastante simplificados en forma cursiva.
Con la invasión de los dorios desde el siglo XII a.C. desaparecieron los vestigios de la escritura, hasta que en el siglo VIII a.C. reaparecen algunos textos escritos en un alfabeto de origen fenicio. Su evolución derivó en el alfabeto jónico, muy similar al que se emplea actualmente y que fue oficializado en el 404 a.C. Este alfabeto tenía una base fonética, era mucho más simple que los anteriores e incorporó las vocales. El paso de la oralidad a la literalidad fue fundamental para el desarrollo cultural y abrió el camino hacia la democracia. La propagación de la escritura facilitó el acceso al conocimiento y fomentó el desenvolvimiento del pensamiento científico, la abstracción y la lógica: la posibilidad de volver al texto tantas veces como cada individuo lo requiera, contribuye a la actitud analítica del lector. Asimismo, permitió la fijación de las leyes y la conservación de las antiguas composiciones poéticas, deteniendo el proceso natural de transformación y reinterpretación de la tradición oral.
PERÍODOS DE LA LITERATURA GRIEGA La literatura de la antigua Grecia acompaña el proceso de su desarrollo histórico y cultural, a lo largo de cinco etapas: Período arcaico Período helénico Período helenístico Período grecorromano Período bizantino Columna
PERÍODO ARCAICO (TERCER MILENIO AL S IGLO IX A.C.) Esta etapa coincide con el apogeo de la civilización cretomicénica. Las manifestaciones literarias de este período fueron en verso y se caracterizó por la oralidad. Se entonaban poemas y cantos asociados al culto a los dioses y acontecimientos de la vida colectiva: lamentaciones fúnebres (lineos y trenos), cantos guerreros (peanes), cantos de bodas (himeneos), rituales de iniciación religiosa (teletes) y cantos de banquete (skolia). La tradición asocia el origen de estas formas con figuras legendarias, de cuya existencia real se duda: Museo, Orfeo y Olen. Si bien no se conservan poemas del período arcaico, estas modalidades son conocidas por la producción autores de épocas posteriores, que las siguieron cultivando: Tirteo (siglo VII a.C.), Baquílides y Píndaro (poetas del siglo V a.C). Hacia el final del período –alrededor del 850 a.C.- aparecen los registros escritos más antiguos de poesía épica heroica que hasta ahora conocemos: la Ilíada y la Odisea, atribuidas a Homero. La perfección de ambos poemas nos permite suponer que son la culminación del largo proceso de desarrollo de la epopeya más que el comienzo de su formación. También surgieron epopeyas de tono burlesco (la Batracomiomaquia, atribuida a Homero) y didáctico (Teogonía; Los trabajos y los días, de Hesíodo, alrededor del 700 a.C.).
PERÍODO HELÉNICO (SIGLO S VIII A IV A.C.) Se extiende desde la aparición de los poemas homéricos hasta el siglo IV a.C. Como fechas más precisas, los historiadores señalan el inicio en el 776 a.C. (año primera Olimpíada, que marca el comienzo de la cronología griega) y el final en el 322 a.C., con la muerte de Aristóteles y Demóstenes, dos de las figuras más representativas del genio griego clásico. La literatura de este período atravesó dos momentos importantes: entre los siglos VIII y VI a.C. y el siglo V a.C. Durante los siglos VIII a VI a.C. se continuaron componiendo poemas épicos vinculados al ciclo troyano y a las leyendas tebanas. Algunas de estas epopeyas cíclicas nos han llegado fragmentadas y son de autoría dudosa pero las conocemos gracias a la labor de eruditos de la época bizantina. Entre los poetas épicos conocidos de estos siglos se encuentran Pisandro de Rodas, autor de la Heracleia (sobre el héroe mitológico Hércules) y Paniasis de Halicarnaso (también autor de una Heracleia). También floreció la lírica, bajo sus dos formas: coral y monódica. Los autores más representativos fueron Safo, Alceo, Anacreonte y Píndaro. El siglo V a.C. fue el momento más importante del desarrollo cultural y literario de la antigua Grecia y Atenas la ciudad donde recibió su mayor impulso, por lo cual se conoce a esta etapa como período ático y coincide con el auge del clasicismo.
PERÍODO HELENÍSTICO ( S IGLOS IV A II A . C . ) Las conquistas de Alejandro Magno favorecieron la penetración de elementos asiáticos en la cultura griega, lo cual desembocó en lo que se denomina arte helenístico, para distinguirlo del helénico del período clásico. El arte helenístico se caracteriza por la fusión de elementos griegos y asiáticos, así como por la incorporación de temas basados en una nueva concepción de la vida, marcada por la expresión intensa de las emociones. En lo estilístico, se rompe con el ideal del perfecto equilibrio del clasicismo y se tiende a una mayor libertad en las formas. Si bien muchos historiadores consideraron a esta etapa como una transición entre el declive del clasicismo griego y el surgimiento del arte latino, su aporte al mundo antiguo es muy valioso. Un ejemplo de ello fue la colección de textos de la famosa biblioteca de Alejandría, que llegó a reunir unos 700.000 volúmenes y en cuyos recintos los eruditos realizaron una interesante labor de conservación y estudio de obras de otras épocas. En lo relativo a la creación literaria propiamente dicha, se continuó desarrollando el drama con la comedia nueva (Filemón y Menandro) y el mimo (Herodas). También aparecieron algunas epopeyas heroicas (Apolonio), así como poesía didáctica (Arato de Solos). En la lírica sobresalieron Teócrito, Calímaco, Cleantes y la poetisa Anite de Tegea (quien introdujo en la literatura el epigrama al animal muerto).
PERÍODO GRECORROMANO (SIGLOS II A.C. A V D.C.) A esta etapa se la conoce como período grecolatino o grecorromano. Sus inicios coinciden con la expansión de Roma sobre el Mediterráneo en el siglo II a.C., y finaliza con la caída del imperio en el 476 d.C. (aunque algunos historiadores señalan el año 529, con el decreto del emperador bizantino Justiniano que ordenó cerrar la Academia platónica de Atenas). Entre los hechos culturales más significativos hay que señalar la latinización del Mediterráneo y el surgimiento y difusión del cristianismo, que habría de cambiar la historia de Occidente. En este período no se puede hablar estrictamente de literatura griega, pues el mundo cultural en que se desenvuelve coincide con el apogeo de la literatura latina y las primeras manifestaciones de la literatura cristiana. Sin embargo, a pesar de la hegemonía política y militar de los romanos, los griegos lograron influir culturalmente en los dominadores y sirvieron de modelo a los latinos. Con excepción de la novela (por ejemplo Dafnis y Cloe de Longo y Leucipa y Clitofonte de Aquiles Tacio), no surgieron formas nuevas sino que se mantuvieron los géneros anteriores: la poesía lírica desarrolló el epigrama (Meleagro y Crinágoras); el drama se encauzó hacia la comedia y particularmente el mimo (Filistón de Nicea); la epopeya exaltó las victorias imperiales (Dionisio) y trató de revivir el estilo homérico (Quinto de Esmirna). También se continuó con la tarea iniciada en el período anterior de recopilación de materiales diversos (doctrinas de filósofos, fábulas y mitos). Esto dio origen a lo que se ha dado en llamar género antológico.
PERÍODO BIZANTINO ( SIGLOS VI A XV D.C.) La literatura bizantina está signada por la fusión entre el helenismo y el cristianismo. La lengua empleada fue el griego, bajo dos formas: griego clásico para la literatura culta y Koiné en la literatura popular. En griego clásico se desarrollaron fundamentalmente textos de jurisprudencia, filología, historia y teología (Teodoreto de Ciro, Evagro, Menandro Protector, Ana Comneno, entre otros eruditos). En poesía se cultivó el himno de temática sacra, donde destaca el Akáthistos de Román el Melodo (siglo VI) La literatura en Koiné, de carácter más popular que la escrita en griego clásico, cultivó la epopeya, novela y sátira. Ejemplos de estas formas literarias son el poema épico anónimo Digenis Akritas, la novela (también anónima) Libistro y Rodamne y la sátira La Catomiomaquia, de Theodoros Prodromos . También fue muy importante la tarea de conservación y comentario de las obras del helenismo clásico. Entre los comentaristas se pueden señalar Eustacio de Tesalónica (comentarista de Homero) y Focio (autor de Myriobiblon, donde detalla los 280 volúmenes que componían su biblioteca, y que ha permitido tener noticia de muchas obras ya desaparecidas).
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